Qué ver en Hinojares, pueblo de Cazorla con asentamientos ibéricos
¿Qué podemos ver o hacer en Hinojares? ¿es una buena opción para hacer turismo o como destino vacacional? La respuesta es sí. Pero mejor acompañanos en la bonita historia de este pueblo que comenzó hace más de 2.000 años.
Hinojares es un pequeño y bonito pueblo de la provincia de Jaén al sur del Parque Natural de Cazorla, Segura y las Villas, que reune las características distintivas de los denominados pueblos blancos. Cuenta con aproximadamente 400 vecinos, teniendo el honor de ser el pueblo más pequeño de Jaén, junto a los vecinos 50 de la localidad de Cuenca perteneciente al mismo municipio.
Entre su patrimonio histórico, cabe destacar la Iglesia Parroquial de San Marcos (s. XVII) y el yacimiento ibérico de Castellones de Céal que pertenece al siglo IV a.C. Aúnque este pequeño pueblo de Jaén tiene muchos más que contar.
- Hinojares
- Historia de Hinojares
- El yacimiento ibérico de Los Castellones de Céal
- Río Turrillas
- Salinas de Chíllar y Mesto
- Aldea de Cuenca
- Iglesia de San Marcos
- Qué más visitar cerca de Hinojares
Hinojares
Este se divide en tres barrios: Barrio Bajo, Barrio Alto y Cuevas Nuevas. Esto lo hace muy atractivo para el turismo, que desde hace algo más de una década, se ha popularizado en esta zona de la Sierra de Cazorla, ya que cuenta, al igual que otras poblaciones vecinas, con casas cueva que se han hecho bastante populares.
El Barrio Bajo
El núcleo más antiguo, al son del agua de sus fuentes: la Fuente de la Ranas y Fuente del Barrio Bajo. En él se encontramos los edificios mas emblemáticos de la localidad: el edicio del Ayuntamiento y la Iglesia Parroquial de San Marcos (s. XVII) que alberga un hermoso retablo renacentista.
Foto de Jose Antonio Moreno Monge
En cualquier caso, las viviendas serían lo más destacable del barrio. Muchas de estas viviendas tradicionales se conservan muy bien. En la parte superior del barrio, encontramos las casas cueva más antiguas de la localidad, conocidas como “cuevas viejas”. Estas ya fueron citadas por el Marqués de la Ensenada en 1751, y fueron inmortalizadas por el artista Rafael Zabaleta en sus cuadros durante el siglo XX.
El Barrio Alto
Junto al río, en el inicio de la vega, y en torno a otra fuente que lleva el mismo nombre, Fuente del Barrio Alto (calle Real), las casas se distribuyen en la parte derecha del cauce. Junto a estas viviendas, y unidas por un puente estrecho, nos encontramos unas pocas viviendas y apriscos.
Foto de Jose Antonio Moreno Monge
Algo más arriba, junto al cauce que se utiliza como abrevadero desde el medievo, podemos ver las viviendas unidas a huertos familiares, en su mayoría, que también guardan una arquitectura etnográfica popular como el resto del municipio.
Las Cuevas Nuevas
En la parte más alta de la ladera, donde surge la sierra, a mediados del siglo XX surge un tercer barrio. Aprovechando la naturaleza del terreno se desarrollan las viviendas troglodita que habían surgido siglos antes en la localidad. A la vez que llegan los avances, a las cuevas se le adosa un cuerpo de casa, configurando un sistema mixto muy singular, que le da gran confortabilidad al habitáculo. Son viviendas termoaisladas, que conservan la temperatura invariable a lo largo del año entre los 18 y 22º centígrados.
Historia de Hinojares
Durante la época romana se llamó Traxinum. Aunque en el periodo de al-Andalus esta villa era denominada Hins-Nojar, por la abundancia de hinojos en su término.
El origen de la actual población de Hinojares es incierto, ya que no se cuenta con documentación en los registros. Cabe mencionar que hay aldeas y cortijos dentro de su término municipal cuyos nombres sí aparecen en las crónicas de la conquista castellana. Durante este periodo se produjo una migración poblacional de la montaña al valle. Uno de estos ejemplos es Cuenca, que fue convertida en aldea de Quesada en 1257.
Foto de Jose Antonio Moreno Monge
Hinojares, en un principio, fue aldea de Pozo Alcón, hasta que en 1690, el rey Carlos II, creo el Marquesado de Hinojares en favor de Don Iñigo Rodulfo Fernández de Angulo Sandoval. Posteriormente pasó al Condado de los Arenales tras la unión en 1717 de María Teresa Fernández del Campo III con Juan Alfonso de Sousa de Portugal y Manuel de Lando.
En todo caso, para conocer la historia de la comarca en profundidad debemos remontarnos al siglo IV a.C. y al río Turrillas. Este río era y es el eje sobre el que ha girado la vida de esta zona.
El yacimiento ibérico de Los Castellones de Céal
En pleno valle del Guadiana Menor, al pie de la Sierra de Cazorla, ocupa la parte alta de un espolón, que domina la confluencia del río Guadiana Menor y el arroyo Céal, existiendo a sus pies un vado estratégico en las comunicaciones entre el Alto Guadalquivir y las altiplanicies granadinas.
Castellones de Céal se revela como una fundación planificada, donde se aprecia una estructura organizada de las viviendas así como un instrumental rico y complejo
En el espolón destacan unos afloramientos calizos de los que recibe el topónimo de “Los Castellones”. El área del hábitat, se localizó en la parte más alta del cerro y los habitantes del poblado escogieron para situar su necrópolis su vertiente septentrional, a un nivel de media ladera, inmediatamente sobre el barranco que se forma sobre el arroyo Céal.
El yacimiento fue descubierto en 1955 durante la construcción de la antigua carretera que une Huesa e Hinojares. Tras la notificación al Instituto de Estudios Giennenses, se encomendaron los trabajos arqueológicos a Concepción Fernández Chicarro, que realizó cinco campañas entre 1955 y 1960, a las que se unió más tarde Antonio Blanco Freijeiro. El número de tumbas excavadas se cifra en las 90 y los materiales obtenidos en estos trabajos fueron depositados en el Museo Provincial de Jaén.
El origen de este asentamiento está en el control de la ruta comercial que desde Levante introducía los productos manufacturados griegos en el Valle del Guadalquivir. El estudio de la fase ibérica de la necrópolis, con ricos ajuares en los que aparecen armas y cerámica griega, señalan la presencia en este poblado de poderosos personajes aristocráticos.
La primera fase de ocupación de este asentamiento fue a finales del siglo VII o VI a.C.; posteriormente se abandonó hasta que se construyó el poblado ibérico en el siglo IV a.C., que perduró hasta la etapa romana republicana.
Las últimas fases de ocupación de la necrópolis de Castellones de Céal se enmarcan entre los siglos III y II a.C., en los que aparecen consolidadas dos conglomerados étnicos. Los primeros tendrán su centro en la cercana Basti (Baza) mientras que para los segundos siendo su centro Oretum al norte de Sierra Morena, será Cástulo el centro que adquiera mayor protagonismo para las comunidades del Alto Guadalquivir. Esta situación acentuará el carácter fronterizo tanto de Céal como del oppidum de Toya, en un periodo en el que el expansionismo cartaginés, tiene un impacto importante en las comunidades prerromanas del Sureste peninsular (Chapa et al. 1998:177).
En Céal tenemos evidencias que han sido valoradas como propias de la identidad bastetana (Almagro Gorbea 1982: 116) (Chapa y Pereira 1994), como la construcción de una cámara funeraria con paralelos en Toya y Galera, así como la introducción de nuevos tipos de tumbas, frecuentes en la vecina Baza, que conviven con estructuras similares a las de la etapa anterior. Cambios y pervivencias, transmiten las tensiones de un enclave fronterizo, responsable de una ruta que mantiene la conexión entre los territorios de Bastetanos y Oretanos.
El final del asentamiento de los Castellones de Céal pudo deberse a algún episodio de las guerras sertorianas tras las que no se produce una nueva reocupación del lugar, quizás por una nueva reorganización política y económica del territorio a partir de los cambios en la administración de las minas de Cástulo. Lo cierto es que el poblado de Castellones se abandonó y cayó en el olvido durante veinte largos siglos.
Puedes descubrir más en el documento Necrópolis de Castellones de Céal y en el artículo de Mario Agudo Castellones de Céal. Colonizados y colonizadores.
Río Turrillas
Es el elemento natural que ha vertebrado la vida de Hinojares y su alrededores. Para verlo debemos desplazarnos a la aldea de Cuenca, una pequeña aldea perteneciente a Hinojares y que se encuentra dentro del Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas. Aquí encontramos un manantial de agua cristalina, denominada Siete Fuentes, siendo este el lugar oficial del nacimiento del río.
Sin embargo, es popularmente conocido por sus vecinos que sus primeras aguas proceden de unos kilómetros más arriba: del Arroyo de las Palomas y La Vinatera, en las cercanías de la aldea de Cuenca. Su cauce se une al río Tíscar y al río Céal que desemboca a su vez en el río Guadiana Menor.
Su caudal habitual se filtra a mitad del recorrido, pero en épocas de precipitaciones abundantes, el manantial se despeña por un impresionante tajo de más de 100 metros de altura, dando lugar a la espectacular cascada de La Vinatera. Los vecinos consideran a esta cascada un talismán de las buenas cosechas. Frente a La Vinatera está la cascada de La Piedra del Reloj. Con tres escalones verticales y las sombras generadas por la posición del Sol, informa a los vecinos de la hora actual del día.
Salinas de Chíllar y Mesto
Están situadas en las proximidades de la aldea de Cuenca, y datan del siglo XIX-XX. Son salinas de manantial, es decir, agua salada procedente del subsuelo y que emerge a la superficie de forma natural. Hoy en dia, se encuentran inactivas, ya que el último año de producción fue 2007. Las instalaciones parecen tener aproximadamente un siglo de existencia, pero el Diccionario de Madoz ya cita a principios del siglo XIX una explotación de sal de manantial en el Barranco de Chíllar, cuyos primeros antecedentes se remontaban a los árabes y los romanos. Destacaba su interés por tratarse de una fuente estable de sal en una zona no costanera.
Foto de Wikiloc
El proceso para la explotación de la sal es sencillo: durante los meses de otoño, invierno y primavera, se recoge y concentra el agua procedente del manantial en calentadores o balsas de concentración (una especie de piscinas), donde las temperaturas de la primavera favorece la precipitación del mineral por evaporación del agua. Al evaporarse el agua va quedando la sal. Cuando alcanza un espesor de 5 cm. se recoge, se trata y se envasa para la venta.
Es de destacar la función que desempeñaba la sal para la conservación de los alimentos. A diferencia de lo que ocurre en los lugares de costa, en el interior escaseaba, por lo que contar con una fuente estable de este producto resultaba muy importante. El funcionamiento se mantuvo invariable por mucho tiempo en un paraje semiárido, donde destaca la sal que se forma en el cauce del arroyo. Junto a la explotación se levanta un palacete, con almacén, que servía de vivienda para los trabajadores y, en temporada de verano a los propietarios, ya que era la época más productiva.
Actualmente este lugar, considerado por aficionados y expertos como parte del patrimonio industrial de Andalucía occidental, se ha convertido en uno de los lugares a visitar por los turistas de Hinojares, ya sea a pie, a caballo o prácticando MTB.
Aldea de Cuenca
La aldea de Cuenca es una localidad perteneciente al municipio de Hinojares y que cuenta con aproximadamente unos 50 vecinos.
Es mencionada como castillo (castiello) en el documento De rebus Hispaniae y convertida en aldea de Quesada en 1257. Probablemente es en esta época cuando se abandona el asentamiento de altura. Con posterioridad, el topónimo aparece bajo dos formas:
- "La Huerta Cuenca", que daba nombre a un núcleo habitado del fondo del valle y a los cultivos de regadío que han sobrevivido hasta nuestros días,
- "El Campo Cuenca", que designaba aún a finales del siglo XVI una gran extensión situada hacia el Sur, en los actuales términos de Pozo Alcón y Cuevas del Campo.
Probablemente sea el primer asentamiento humano en la subcomarca, conocido como asentamiento de Campo Cuenca. Es una fortificación natural con vestigios de un castillo árabe en ruinas, con el objetivo de la vigilancia al igual que los castillos cercanos de Tíscar o Peñas Negra, el de Freila y el de Chillar en el Guadiana Menor. Limita al Norte con el Cerro de Cuenca y la Piedra del Reloj, corte calizo y estriado que ve nacer el río Turrillas, situado al sur de las fuentes del Guadalquivir.
Cuando las precipitaciones en forma de nieve o lluvia son abundante, se puede observar la catarata de La Vinatera, una brecha impresionante en el cerro, socavada por el arroyo de Las Palomas, que aumenta el caudal del río Turrillas.
Iglesia de San Marcos
El edificio más notable del casco antiguo de Hinojares es la Iglesia parroquial de San Marcos, construida a finales del siglo XVII, que exteriormente presenta muros con escasos y reducidos vanos, ya sean circulares o rectangulares, y una puerta de acceso lateral desprovista de cualquier tipo de ornamentación. La completa un campanario, simulando una espadaña, colocado en el muro que une la cabecera con el resto del cuerpo del templo, cerrando la lonja que bordea la única nave.
En su interior se adapta a la forma de cruz latina y cuenta con un retablo de origen renacentista y una pila bautismal de mármol blanco a la que sus feligreses tienen en gran estima.
Qué más visitar cerca de Hinojares
¿Te has quedado con ganas de más sitios para visitar? En los pueblos vecinos de Hinojares: Pozo Alcón y la Sierra del Pozo, Castril o Quesada, tienes una buena selección de lugares a visitar. Te dejamos una selección:
- El Santuario de la Virgen de Tíscar, La Cueva del Agua y el Castillo de Peñas Negras
A unos 20 km de Hinojares se encuentra la aldea de Tíscar. Tíscar significa "Paso entre montañas" en lengua bereber. En época islámica se componía de villa, castillo y peña. Fue el último reducto árabe en esta zona siendo, durante dos siglos, la frontera con el Reino de Granada. Fue arrebatado por los musulmanes en el s. XIV. Además, aquí se encuentra la Cueva del Agua. Es un Monumento Natural que debe su origen a una mezcla de reaciones químicas entre el agua y la roca caliza, a la erosión mecánica producida por el agua, que va desgastando y ampliando las grietas que encuentra a su paso.
- El Castillo de Castril y la Pasarela Colgante del río Castril
Este pueblo vecino cuenta, entre su patrimonio histórico, con un castillo de origen nazarí de aproximadamente 1.000 años de historia, testigo de la conquista del Reino de Granada por los Reyes Católicos en el siglo XV y de batallas encarnizadas en el siglo XIX contra los franceses y en el periodo de las Guerras Carlistas. Cuenta además con la Pasarela Colgante. Una espectacular estructura anclada a las paredes de un cañon. Esta pasarela colgante es uno de los atractivos turísticos más destacados de Castril y se ha convertido en un lugar emblemático para los amantes del senderismo y la naturaleza. - El Bosque Encantado de Higueras del río Guadalentín (Pozo Alcón)
También conocida como río Peralta. Discurre al margen del río Guadalentín. Es un bosque de ribera compuesto por higueras centenarias que, con el paso del tiempo, han creado un paisaje singular y mágico al entrelazar sus ramas. - El Yacimiento de Bruñel (Quesada)
Se trata de una villa romana que estuvo ocupada desde el siglo II hasta el IV d.C. y está ubicada en una suave loma al sur del Arroyo de Bruñel, a 640 metros de altitud sobre el nivel del mar. La villa de Bruñel fue construida en el siglo II d.C. por una familia adinerada de la clase alta romana. Esta se amplió y remodeló varias veces a lo largo de los siglos II y III. A finales del siglo IV, la villa fue destruida por un incendio y posteriormente abandonada.
- Los miradores de la Sierra del Pozo (Pozo Alcón)
Una selección de varios puntos dentro de la Sierra del Pozo con muy buenas vistas, de fácil acceso (perfecto para hacerlo con niños) y un entorno tranquilo en el que parece que el tiempo va más despacio.